lunes, 9 de abril de 2012

Última entrada TT







Hola, antes de que queráis matarme, lo siento, por no dar señales de vida por ninguno de mis blogs. No he tenido Internet para poder hacerlo. Pero lo que es peor, es que tengo MALAS noticias. 

Este blog lo creé con mucha ilusión, fue una historia que me fascinó y quería compartirla con quien quisiera leerla. Escribía los capítulos con mucho cuidado para plasmarlos lo mejor posible y la estética de la página la intenté poner lo más agradable posible. 

Cada comentario me sacaba una sonrisa, y lo sigue haciendo, pero ya no es como antes. Lo de escribir capítulos me ha acabado agobiando, hay muchos cabos que hay que juntar en el hilo de la historia y cada vez lo veo peor. Vuestros comentarios decían que estaba bien pero yo no estoy segura. He intentado escribir un último capítulo, pero no me ha salido nada coherente. 

He decidido dejar esta historia. 

Pero no os voy a dejar así, sin contaros nada y con una historia a medias. Espero que mi novela os haya despertado la curiosidad ppor esta saga y os voy a ddejar los títulos de todos los libros. Es lo mínimo que puedo hacer. Os recomiendo que entréis en el mundo de Medianoche, donde todo puede pasar.


LIBROS:

Título: Medianoche
Autora: Claudia Gray
Editorial: Montena
Sinopsis: 
"Un internado donde nada es lo que parece.
Dos jóvenes atraídos por una fuerza magnética.
Un secreto oscuro y peligroso.

Y una única certeza:
entregarse al amor es jugar con fuego."

Fragmento:
"Lucas me estrechó contra su pecho con tanta fuerza que apenas pude respirar. Fue un beso profundo y lento, impetuoso y delicado, mil veces distinto. Perfecto en todas sus facetas.

Se me cayó la chaqueta de los hombros y mis brazos quedaron expuestos al aire. Deslizó las manos por mi espalda para protegerme del frío nocturno y sentí sus palmas en mis omóplatos y sus dedos en mi columna. Lucas me besó en la boca, en las mejillas, en la oreja, en el cuello.
    -Bianca -dijo en un dulce susurro que sentí en la piel. Los labios de Lucas rozaban mi cuello-. Deberíamos parar."


Título: Adicción
Autora: Claudia Gray
Editorial: Montena
Sinopsis: 
"Tras una larga temporada sin verse, Bianca y Lucas buscan la forma de infringir las estrictas normas de la academia Medianoche para poder continuar con su intensa y complicada historia de amor. Pero ¿hasta dónde están dispuestos a llegar?
Nadie sabe tan bien como ellos que el amor mata o muere..."
Fragmento:
"Seguimos cogidos de la mano cuando entramos en el gran vestíbulo, donde había unos cuantos alumnos haciendo tiempo entre clases. Noté la mirada clavada en nosotros, hambrienta y ávida; estaban tan sedientos de chismes nuevos como de sangre. Al pie de las escaleras de las chicas Balhazar se inclinó y me besó en la mejilla. Noté sus labios frescos al rozar mi piel.

Mientras subía las escaleras, intenté pensar en cómo iba a explicar aquello a Lucas..."

Título: Despedida
Autora: Claudia Gray
Editorial: Montana
Sinopsis:
No voy a poner esta sinopsis, en mi opinión contiene demasiadas revelaciones de los libros anteriores, así que a leer.



Título: Renacer
Autora: Claudia Gray
Editorial: Montena
Sinopsis:
No la pondré por las mismas razones:P











Bueno, esos son todos. Espero que me hagáis caso y los leáis, compréis o descarguéis, pero leerlos. Muchas gracias por vuestro apoyo. Y bueno, si os gusta la forma en que me expreso y escribo, por favor, pasaros por mi otra novela, arriba esta la foto "Luchando por un sueño" Si le dais encima la foto iréis directamente a la página. Os quiero, adiós tesoros.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Capítulo 6:Discurso de presentación


Sonreí y la seguí observando de lejos. Estaba roja y nerviosa. Ya no tenia hojas enganchadas en su revuelto moño, al cual había sustituido con una roja coleta alta. Ella, ya más tranquila, observó a los chicos que estaban en nuestra misma situación. 
De repente ella alzó su cabeza como buscando a alguien entre la multitud del vestíbulo. Antes de que me viera me puse detrás de un grupo, que hizo de obstáculo y no me vio.

-¡Atención!

La voz retumbó quebrando el bullicio y lo redujo al silencio. Todos nos volvimos hacia el estrado, donde había subido una señora.

Era una mujer alta, con un pelo oscuro recogido en un gran moño alto, tal y como se llevaba en la época victoriana. Tenia la blusa cerrada con un broche dorado debajo del cuello. No se presentó, pero todos sabíamos que no hacia falta. La directora Bethany estaba imponente encima del estrado. Había impuesto el orden en aquella sala llena de "gente" con inmediatez y facilidad, cosa que demostraba su enorme poder.

-Bienvenidos a Medianoche -dijo mientras abría sus manos como a gesto de acogida. Cosa que no consiguió por sus uñas largas y translúcidas-. Algunos de ustedes ya han estado aquí antes.-dijo mirando a los alumnos perfectos con una sonrisa- Otros habrán oído hablar acerca de la Academia Medianoche durante años, tal vez a sus familias, y se habrán preguntado si alguna vez entrarían en nuestra escuela.-se dirigió a los que estaban más dispersos e incómodos, su sonrisa no era tan ancha.-Este año, además, también contamos con un nuevo tipo de estudiantes, resultado de un cambio de política de admisión. Creemos que ha llegado el momento de que nuestros alumnos conozcan un mayor abanico de gente de orígenes variopintos y, de este modo, prepararlos mejor para el mundo que les espera al otro lado de las paredes de nuestra institución. Todos tenemos mucho que aprender de estos otros estudiantes, y estoy segura de que los tratarán con el respeto que se merecen.-

Muy sutil, pensé al escuchar su discurso moral. Acaba de hacer que ningún humano presente se sienta parte de Medianoche, simplemente son un experimento educativo para los verdaderos alumnos. Pero no me la creo. Su mirada fría y calculadora me dice que hay algo más. 

-En Medianoche no tratamos a nuestros alumnos como si fueran niños.-Su mirada se paseo por todas las caras de la sala.-Han venido aquí a aprender a manejarse como adultos de siglo XXI, y así es como se espera que se comporten. Sin embargo, eso no significa que Medianoche carezca de normas. La posición que ocupamos nos exige mantener la más estricta de las disciplinas.-dijo con mirada severa.-Esperamos mucho de ustedes.

La directora siguió con su discurso de bienvenida. Los alumnos la miraban atentamente. Me fijé en el estrado, detrás de la directora Bethany estaban todos los profesores. Los revisé con la esperanza de encontrar algún humano, pero todos eran tan perfectos como los alumnos. Unos más estirados, otros nerviosos y otros con una afectuosa sonrisa, pero igualmente perfectos.

En ese momento vi a una profesora buscando a alguien con la mirada. Seguidamente mostró su brillante sonrisa. Seguí su mirada y me encontré con lo que sospechaba. Bianca estaba roja, pero al mirar a su madre un suspiro libio su miedo. Sonrió débilmente a lo que ahora eran sus dos padres.

La directora Bethany procedió a presentar a los profesores. Cuando llego al padre de Bianca, este se adelantó.

El profesor Adrián Olivier. Aparentaba unos 30, pero a saber cuantos tendría. Sus ojos eran claros, y era un hombre alto y robusto. Parecía de lo más pacifico, un hombre que no usaba sus puños, pero si decidía cambiar eso, seguro que podía hacer daño.

La profesora Celia Olivier. Aparentaba lo mismo que su marido. Era de una estatura mediana, con el pelo acaramelado y piel pálida. Sus ojos castaños en su cara perfectamente ovalada estaban llenos de afecto y mostraban algo de carácter.

-...Las clases empezarán mañana -concluyó la directora volviéndome al mundo real-. Por hoy, instálense en sus habitaciones, preséntense a sus compañeros, paséense por las instalaciones. Contamos con que estén preparados. Es un placer tenerles aquí y esperamos que sepan aprovechar su estancia en Medianoche.

Todos estallaron en aplausos. Ella sonrió una sola vez y después de agachar la cabeza se giró hacia los profesores. Aún sorprendido, la sala volvió a saltar en murmullos mucho más alto que anteriormente.

Sus padres, no eran humanos. Esa idea me revolvía la mente, una y otra vez. No me lo creía, ella era tan normal, tan frágil, tan.. humana. No podían ser sus padres, era imposible. Solo podía ser robada. Una niña huérfana o desaparecida. Quizá ellos mismos habían matado a sus padres. Lo que no sabia era si ella era consciente de ese echo o si estaba engañada.

Antes de que la sala se quedara vacía, me escabullí por la puerta. Cogí mi bolsa de lona y fui a la habitación asignada según mi impreso.

Subí las escaleras de la torre norte, la de los chicos y me dirigí por el pasillo indicado. Paré en la puerta de mi nueva habitación. Antes de que abriera la puerta, alguien saltó con energía a mi espalda.

-Hey tío.-

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Espero que os haya gustado, esta semana santa no tendré conexión a partir del miércoles, pero aprovecharé para escribir, y publicare lo que pueda al volver. 

Por favor, comentad, ¿si? Aunque sea como a regalo de cumpleaños:) Sí, mi cumple es el día 3 :D Por fa, comentad mucho, que si me siento mal por que no me comentáis, puede que atrase los capítulos por que creo que no os gustan. Hacerlo por mi, ¿si? Os quiero<3!

martes, 20 de marzo de 2012

Capitulo 5:Seguridad, superioridad y desdén.


No muy seguro asentí y empecé a alejarme sin dejar de mirarla. En el mismo momento en que me sumergí en la protectora oscuridad del bosque ella entró en un cerco de luz.
-Nos vemos por aquí.-le dije antes de desaparecer en el bosque sin dejar que ella me dijera nada más.

Volví donde se había quedado mi vieja bolsa de lona abandonada. Fui abriéndome paso por el bosque sin poder quitarme de la cabeza a esa chica con el cabello de fuego. Sus nervios, su sonrisa y su tierna mirada me habían despertado un instinto protector.

Sus padres. Eso era un misterio. Si eran profesores, significa que no son humanos. Pero si han empezado a admitir alumnos humanos, por que no iban a probarlo con profesores. Hasta que no los viera no podría saber lo que en realidad eran. -Bianca si es humana.-me dije para que todo tuviera sentido para mi.

Sacudí la cabeza para esfumar mis pensamientos y recogí la bolsa. Después me puse en marcha. Tenia que inspeccionar todos los alrededores del internado. Caminé buscando escondrijos, caminos de acceso rápido y de salida.

De tanto en tanto me asaltaba el recuerdo de sus mejillas enrrogecidas y de su latido descontrolado debajo de mi cuerpo. Me preocupé por ella, si sus padres cumplían mis sospechas, al volver a casa podría tener una gran pelea, y a saber como podía acabar ella. Un sentimiento de furia me recorrió por las venas. Eso me asustó. Yo nunca había sentido nada por una chica, a parte del deseo sexual. A mis casi diecinueve años, dieciséis en el internado, es la primera vez, aparte de mi madre y mi mejor amiga, que una chica me hace sentir algo distinto y que me preocupe por ella sin podérmela quitar de la cabeza.

No podía involucrarme más con esa chica. No podía seguir cayendo en ella, en su mirada ni en su sonrisa. Tenia que tener la cabeza fría si quería sobrevivir en este sitio. Solo podía desearle mucha suerte y que no le den importancia a su pequeña fuga.


-BIANCA-

Volvía a ascender la larga escalera de caracol hasta llegar al último piso de la torre, todavía temblorosa a causa de la descarga de adrenalina. Esta vez no me molesté en no hacer ruido. Me desplomé en el sofá. Me habían quedado unas cuantas hojas enredadas en el pelo, y empecé a quitármelas.

-¿Bianca?-Mi madre salió de su dormitorio, anudándose el cinturón de la bata.-¿Has madrugado para ir a dar un paseo, corazón?-dijo sonriendo somnolienta.
-Sí.-contesté, con un suspiro. Ya no valía la pena montar una escena dramática.

Mi padre salió y la abrazó por detrás.
-No puedo creer que nuestra niñita ya esté en la Academia Medianoche.
-El tiempo pasa tan rápido...-se lamentó mi madre con un suspiro.-Cuanto mayor te haces, más rápido pasa.
-Lo se.-dijo mi padre sacudiendo la cabeza.
Refunfuñé y las sonrisas de ellos se ensancharon.
"Parecen muy jóvenes para ser tus padres", solía comentar la gente de mi pueblo, pero en realidad querían decir "demasiado guapos". En ambos casos era cierto. Mis padres me decían que me convertiría en una mujer muy guapa, pero eso es lo que suelen decir todos los padres.

-Vamos a darte algo de desayunar-dijo mi madre dirigiéndose a la cocina.-¿O ya has tomado algo?
-No, todavía no.

No habría sido una mala idea comer algo antes de mi gran escapada. Si Lucas no me hubiera detenido, en estos momentos estaría vagando por el bosque con un hambre de lobo y una larga caminata hasta Riverton. Menudo plan de fuga.

Me vino la imagen de Lucas abalanzándose sobre mí y los dos rodando entre la hierba y las hojas. Me había dado un susto de muerte y me estremecí al recordarlo, aunque por razones bien distintas.

-Bianca.-mi padre interrumpió mis pensamientos con un tono serio al sentarse a mi lado.-Sé que no es lo que más deseas, pero Medianoche es importante para ti.
-No quiero volver a tener esta conversación ahora.-le corté cansada.
-Adrián, déjala en paz.-Mi madre me dio un vaso y regresó a la sartén.-Como no espabilemos llegaremos tarde a la reunión del profesorado previa a la presentación.
-¿Por qué ponen estas cosas tan pronto?-dijo mirando la hora.-Como si a alguien le apeteciera bajar ahí a estas horas.
-Cuánta razón tienes.-murmuró ella al vaciar el espeso liquido de su taza.

Para ellos, cualquier hora antes del mediodía era demasiado pronto. Acabaron de prepararse mientras me tomaba el desayuno, me hicieron un par de bromas para animarme y me dejaron sola sentada en la mesa. Pues bueno.

Bastante después de que bajaran la escalera y las manecillas del reloj se arrastraran sigilosas hacia la hora de la presentación, yo seguía en la silla. Creo que intentaba convencerme de que, mientras no me acabara el desayuno, no tendría que ir a conocer a todas esas personas nuevas.

El hecho de que Lucas estuviera entre ellas-una cara amiga, un protector-ayudaba un poco. Aunque no mucho.

Finalmente, cuando fue obvio que no podía posponerlo más, entré en mi habitación y me puse el uniforme de Medianoche.


-Lucas-

La luz del día ya bañaba los prados verdes. Miré la hora y me sobresalté. ¿Ya? Era tardísimo. Tenia que llegar a la presentación. Allí vería a todos los alumnos, los profesores y la directora, la señora Bethany, según mis conocimientos, peligrosa.

Me dirigí hacia el interior del internado. Me sabia cada pasillo de memoria, todas las estancias y habitaciones. La ventaja de tener los planos tres meses antes de entrar.



Todos lucían perfectos. Sus cabellos todos bien peinados, sus sonrisas impolutas y los uniformes a medida. Cada uno iba con una variación de uniforme diferente, combinando los polos y los colores de faldas y calcetines de media. Todos derrochaban seguridad, superioridad y desdén.

Pero no solo había ese grupo de alumnos. Si me fijaba en las paredes, había varios alumnos solos, con aspecto más descuidado, no tan perfectos, a los cuales ya se los había tachado de marginados. Un grupo en el que automáticamente, por ser humano, estoy incluido. Aunque no era un humano corriente, me convenia, por donde me había metido, que nadie se enterara.

En ese momento todos desviaron los ojos a la entrada. Alcé un poco mi cabeza para ver quien había entrado. Ahí, en la puerta, me encontré con Bianca. Ella al darse cuenta de los miles de par de ojos que estaban sobre ella se puso roja y nerviosa. Quise llamarla, decirle que se tranquilizara y que todo iría bien, pero no podía, tenia que seguir estricto respecto a lo que me había propuesto, que era no involucrarme con ella.

Al cabo de unos segundos, todos desviaron de ella sus miradas y siguieron hablando, como si ella ya hubiera tenido sus segundos de atención que le tocaban. Eso demostraba que era humana. Sino, hubiera estado incluida en el grupo de inmediato.

Sonreí y la seguí observando de lejos. Estaba roja y nerviosa. Ya no tenia hojas enganchadas en su revuelto moño, al cual había sustituido con una roja coleta alta. Ella, ya más tranquila, observó a los chicos que estaban en nuestra misma situación.
De repente ella alzó su cabeza como buscando a alguien entre la multitud del vestíbulo. Antes de que me viera me puse detrás de un grupo, que hizo de obstáculo y no me vio.

-¡Atencion!

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Holaa, siento no escribir, es que estaba centrada en el otro blog, y la inspiración viene y va como quiere. Iba a hacer un maratón pero he considerado mejor ir colgando cuando tenga capitulo, así no tardo tanto. Espero que os guste;)

lunes, 5 de marzo de 2012

Lo he encontrado:D

Chicas, siento no haber escrito hace muchos días, pero es que perdí el libro vv' Como lo llevo de arriba a abajo, pues no se donde lo puse... Pero lo he encontrado y ahora miismo voy a escribir:) Un besoo<3

jueves, 23 de febrero de 2012

Capitulo 4:Monstruos más pequeños que yo


-¿Por qué vienes a Medianoche? A mí me toca pringar por mis padres, pero seguramente tú podrías ir a cualquier otro sitio. A uno mejor. Como...-me miró, y al ver mi expresión, giró la cabeza.-no sé, cualquiera.
No supe que responder. Yo iba abriéndole paso para que las ramas no le dieran en la cara, y sus ojos cada vez me inquirían más que contestara.
-Es una historia muy larga.-dije para quitarme la presión de encima.
-No tengo prisa por volver.-insistió.-Además, aún quedan cuatro horas hasta la presentación.
Incliné la cabeza sin dejar de mirarla a los ojos. Ella miró los mios como encantada.
-Es que también es una especie de secreto.-dije para disuadirla.
-Sé guardar secretos. Es decir, tú vas a mantener en secreto este asunto por mí, ¿no?-me miró con sus ojos marrones suplicantes.-Me refiero a lo de salir corriendo y morirme de miedo...
-No se lo contaré a nadie.-Ella tenia razón, seria secreto por secreto. Pero por supuesto que no podía contar toda la verdad, así que vacilé unos segundos y empecé a contarle.-Hace unos ciento cincuenta años un antepasado mío intentó entrar en el internado. Podría decirse que suspendió.-mi risa rebotó contra cada uno de los arboles del bosque.-Por eso depende de mí "limpiar el honor de la familia".
-No es justo.-frunció el ceño-No deberías tener que tomar todas tus decisiones en función de lo que él hiciera o dejara de hacer.
-No todas, me dejan elegir los calcetines.-dije subiéndome el pantalón y dejando ver mi calcetín de rombos. Ella solo sonrió.

-¿Por qué suspendieron a tu retatara lo que sea?
-Se batió en duelo la primera semana.-dije sacudiendo la cabeza tristemente.
-¿Un duelo? Venga, ¿alguien insultó su honor?-dijo riendo.-¿O fue por una chica?
-Pues tendría que haber aprovechado muy bien el tiempo para conocer a una chica en los primeros días de escuela.-dije negando con la cabeza.
Pero era el primer día y yo ya estaba hablando con una. Me paré y sonreí irónicamente. Pero no, mi antepasado no se batió en ese duelo por una chica. Miré a Medianoche y seguí hablando.
-Pudo haber sido por cualquier cosa. Entonces se batían en duelo a la mínima de cambio. Según la leyenda familiar, empezó el otro tipo, aunque la verdad es que da igual. Lo que importa es que sobrevivió,-es el mayor reto de todos los humanos de este colegio.-pero no sin antes romper una de las vidrieras del vestíbulo.
-Ah, claro, hay una con cristales transparentes y no sabía por qué.
-Ahora ya lo sabes. Desde entonces, Medianoche le cerró las puertas a mi familia.-dije con rabia.

-Hasta ahora.
-Hasta ahora.-la miré y sonreí.-Y no me importa. Creo que aquí aprenderé muchas cosas, pero eso no significa que me tenga que gustar lo que veo.
-Pues yo no estoy muy segura de que me guste nada.-dijo nerviosamente.
Me giré y la miré. Sonreí por lo que había dicho. Me miró sonrojada. Yo si que savia de algo que me gustaba, cosa que me empezaba a asustar. Debía centrarme y dejar de pensar en sus grandes ojos y sus tiernas pequitas.
-Me gustan las gárgolas, la montaña y el aire puro. Eso es todo.-dije encogiédome de hombros.
-¿Te gustan las gárgolas?-dijo con escalofríos.
-Me gusta que los monstruos sean más pequeños que yo.
-No me lo había planteado nunca de ese modo.

Salimos del bosque y llegamos a la linde de los prados. La escuela se veía igual de tenebrosa a pesar de que el sol lucia brillante en el cielo.
-Le tengo pavor.-dijo sin apartar la mirada de Medianoche.
-Todavía no es demasiado tarde para salir corriendo, Bianca.-dije con la mayor tranquilidad posible para no asustarla.
-No quiero salir corriendo, pero tampoco quiero estar rodeada de extraños. Cuando estoy con gente que no conozco soy incapaz de hablar,-ella hablaba con la mirada perdida, y contra más decía más ancha era mi sonrisa.-de actuar con normalidad o ser yo misma... ¿Por qué sonríes?
-Pues a mí me parece que no has tenido muchos problemas para hablar conmigo.
Ella, entre confundida y sorprendida parpadeó varias veces.
-Contigo... Supongo que... Creo que me asustaste tanto que se me pasó el miedo de golpe.
-Eh, pues si funciona.-le sonreí tiernamente.
-Si.-me devolvió una deslumbrante sonrisa. Nos quedamos mirando unos segundos. Unos dulces mechones rojos se le habían escapado del moño y ahora reposaban en sus pecadas mejillas. Estas se empezaron a colorear de rojo y poco a poco aparto sus marrones ojos de los mios verdes.-Debo volver antes de que mis padres se den cuenta de que no estoy.
-No dejes que te sermoneen.
-No lo harán.-dijo del todo convencida.

No muy seguro asentí y empecé a alejarme sin dejar de mirarla. En el mismo momento en que me sumergí en la protectora oscuridad del bosque ella entró en un cerco de luz.
-Nos vemos por aquí.-le dije antes de desaparecer en el bosque sin dejar que ella me dijera nada más.

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Hey:) Siento muchísimo que haya tardado tanto en escribir, haré lo posible para adelantar la novela. Espero que os haya gustado el capítulo.

Por cierto, me he echo Twitter, por favor quien tenga que me siga, yo siempre sigo de vuelta, (excepto a las cosas raras, y de publicidad  eso) gracias, os lo dejo aqui debajo;)

@sighsoflove

domingo, 5 de febrero de 2012

Capitulo 3:Una niña buena



Esa historia me sonó muy familiar, y instintivamente sonreí. Ella se relajo un poco.
-Como yo con el tirachinas.
-¿Que?
-Cuando tenía cinco años, pensaba que mis padres estaban siendo injustos conmigo y decidí irme de casa. Me llevé el tirachinas porque ya era todo un machote,-sonreí a la vez que ella.-ya me entiendes, y podía cuidar de mí mismo. Creo que también me llevé una linterna y un paquete de Oreos.


Ella se rió levemente.
-Creo que ibas mejor preparado que yo.
-Salí muy digno de la casa en que vivíamos y llegué hasta... el final del patio trasero, así que decidí resistir desde allí mismo. Me quedé todo el día fuera, hasta que empezó a llover. No se me había ocurrido coger un paraguas.-dije al recordar el agua fría que cayó ese día.
-Un plan estupendo.-suspiró con una sonrisa.
-Lo sé, patético.-dije encogiéndome de hombros negando con la cabeza.-Volví a entrar en casa, empapado y con dolor de estómago después de zamparme como unas veinte Oreos, y mi madre, una señora muy inteligente aunque me saque de quicio, fingió que no había ocurrido nada.-suspiré.-Lo mismo que harán tus padres. Lo sabes, ¿no?
-Ahora sí.-dijo decepcionada.


Ella se quedó pensativa unos instantes. Si sus padres eran nuevos profesores, es que de verdad no son sus padres. Es normal que quiera irse de aquí. Y tiene todo el derecho a la libertad.
-¿Quieres irte de verdad?-mi pregunta la descolocó.
-¿Te refieras a... huir? ¿A escaparme de verdad?
Asentí seriamente. Me las arreglaría para sacarla del pueblo y hacer que llegara a mi familia para que tuviera protección. Toda la que una chica como ella merecía, y era mucha.
-No, no quiero-admitió impactandome con la respuesta-.Volveré y me prepararé para ir al cole como una niña buena.
Sonreí. Se veía muy dulce.
-Nadie te obliga a comportarte como una niña buena.-dije lo más tierno posible.
-Es que... La Academia Medianoche... No sé si voy a saber encajar en este lugar.
La miré serio, aún sentados en el suelo de ese húmedo bosque. Si pudiera, le contaría todo. Todo lo que rodea a esa escuela, todo lo que me rodea, y todo lo que le rodea. Le juraría protección y escapatoria. Pero no lo hacia por dos cosas. Su reacción, podría reírse de mi o asustarse demasiado. Y la otra es mi atadura y mi juramento al silencio.
-Yo no me preocuparía por eso. Puede que no sea tan malo no acabar de encajar en este lugar.-La miré seriamente, suplicándole con la mirada que me dejara sacarla de ahí.


Ella me miró a los ojos y se sonrojó muy levemente. Rápidamente se levantó del suelo.
-¿Y que hacías tú cuando me viste?-me preguntó mientras me levantaba.
-Ya te lo he dicho, creía que necesitabas ayuda. Por aquí corre gente un poco chunga. No todo el mundo sabe controlarse.-Me sacudí las hojas de pino del jersey.-No debería haberme precipitado en sacar conclusiones, pero me pudo el instinto.-La única cosa de la que podía fiarme.-Lo siento.
-No pasa nada, de verdad.-me sonrió.-Ya sé que querías ayudarme. Me refería a que qué hacías antes de verme. La presentación no empieza hasta dentro de unas horas y es muy temprano. Les dijeron a los alumnos que llegaran sobre las diez.
-Nunca se me ha dado bien seguir las normas.-sonreí para mi mismo.
-Entonces... ¿Eres una persona madrugadora, de esas que se levantan de un salto por las mañanas?-Preguntó con la palabra curiosidad escrita en la cara.
-Ni por asomo, todavía no me he acostado.-dije con una sonrisa torcida.-De todos modos, mi madre no podía acompañarme. Está fuera, podríamos decir que de viaje de negocios.-reí al pensarlo.-Cogí un tren nocturno y decidí llegar a pie, para saber qué terreno pisaba y...-la miré medio cautivado por su sonrisa.-rescatar damiselas en apuros.
Ella me sonrió, y empezamos a caminar hacia el internado.


-¿Por qué vienes a Medianoche? A mí me toca pringar por mis padres, pero seguramente tú podrías ir a cualquier otro sitio. A uno mejor. Como...-me miró, y al ver mi expresión, giró la cabeza.-no sé, cualquiera.
No supe que responder. Yo iba abriéndole paso para que las ramas no le dieran en la cara, y sus ojos cada vez me inquirían más que contestara.
-Es una historia muy larga.-dije para quitarme la presión de encima.
-No tengo prisa por volver.-insistió.-Además, aún quedan cuatro horas hasta la presentación.
Incliné la cabeza sin dejar de mirarla a los ojos. Ella miró los mios como encantada.
-Es que también es una especie de secreto.-dije para disuadirla.
-Sé guardar secretos.


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Aquí el siguiente, espero que os guste.


Chicas, está nevando otra vez en Barcelona!!! EStoy contentísima, aqui casi nunca nieva, y apenas e visto nieve, y me encantaa! Un besoo<3

jueves, 2 de febrero de 2012

Capitulo 2: Confusión



-¿Has visto quién te seguía?-susurré.
Me miró intensamente un rato. Le quité la mano de la boca para que me pudiera responder.
-¿Te refieres además de ti?-dijo con las palabras atropelladas.
Me quede en blanco. Ella pensaba que la estaba persiguiendo. Debía de estar tomándome el pelo. Ella corría por algo. Y no era por mi.
-¿De mi?-dije incrédulo, volví a lanzar una mirada por detrás mio dispuesto a saltar delante cualquier movimiento. Al asegurarme que no había nadie la volví a mirar.-Tú corrías porque te perseguía alguien... ¿no?-dije ya inseguro.
-Yo solo corría. El único que me perseguía eras tú.-dijo algo asustada.
-Quieres decir que creías que...-La chica se pensaba que yo quería atacarla, cuando lo único que pretendía era ayudarla. Avergonzado me aparté un poco de ella para que pudiera moverse.-Ah, vaya, lo siento. No era mi intención... Tía, debo de haberte dado un susto de muerte.
-Entonces, ¿tu intención era ayudarme?-me dijo algo asustada aun, en realidad parecía mareada.
Poco a poco asentí con la cabeza y vi como tragaba saliva.
-Sé que debo de haberte asustado y lo siento muchísimo. Creía que alguien te iba detrás. Estaba todo tan tranquilo y de golpe apareces tu corriendo asustada. Fue un impulso, ¿sabes? En serio yo no quería hacerte nada. No he podido evi..-dije siguiendo con mis disculpas y explicaciones, sin darme cuanta de que la estaba agobiando.
De golpe me señaló con un dedo y me dijo sin pensar.
-¿Te...quieres...callar?
Me callé al instante.


Ella dejó caer la cabeza en el suelo y suspiró mientras cerraba los ojos. Su pulso era acelerado. La pobre se había llevado un buen susto por mi culpa. Al cabo de un rato observándola en silencio, inspiró hondo y se incorporó.
-¿Por que me has tirado al suelo?-me preguntó al abrir los ojos.
-Pensé que teníamos que ponernos a cubierto y escondernos de quien estuviera persiguiéndote, de ese que al final a resultado ser, esto...-dije azorado-nadie.
Agaché la cabeza, permitiendo que mi cabello alborotado cayera encima de mis verde oscuros ojos. Levanté poco a poco la mirada, encontrándome la suya escrutando mi rostro, mi torso y hasta que se dio cuenta del uniforme.
-Eres alumno de la escuela.-dijo sorprendida.
-Bueno, voy a serlo-contesté despacio para no volver a alterarla.-¿Y tú?
Asintió mientras se rehacía el moño. "Pobrecita". Es lo único que me pasó por la cabeza cuando me confirmo que iría a la escuela.
-Es mi primer año.-siguió hablando cuando ya había acabado de recogerse el pelo.-Mis padres encontraron trabajo de profesores, así que... me toca pasar por el aro.
Fruncí el ceño inmediatamente. No podía ser que sus padres fueran profesores, ella se ve tan normal y guapa. No, ella no es como ellos. Para alejar la atención de mis pensamientos alcé mi mano para presentarme.
-Lucas Ross.
-Hola.-dijo estrechándome la mano.-Bianca Oliver.
-El corazón te va a mil por hora.-le dije al notar que aun no se había relajado. La miré y me di cuanta de que se ponía nerviosa.-Vale, si no corrías porque te perseguía alguien, entonces ¿por qué corrías de esa manera? Por que a mí no me pareció que estuvieras haciendo footing precisamente.-le pregunté para intentar entender algo.


Ella pareció buscar una explicación, pero pronto se rindió y me contó la verdad.
-He madrugado para... Bueno, para escaparme.-dijo avergonzada.
-¿Tus padres no te tratan bien? ¿Te pegan?-después de todo, pensando en lo que son sus padres, eso tampoco podría ser tan grave.
-¡No! No es eso.-dijo ofendida. Por su reacción, pude comprobar que o bien sus padres eran mejor personas de lo que creía, o que ella no tiene la más mínima idea de lo que son las personas con las que tratan a diario.-Es que no quiero ir a esa escuela. Me gustaba la de mi pueblo y, además, la Academia Medianoche es... Es tan...
-Pone los pelos de punta.-terminé la frase por ella.
-Eso.
-¿Adónde ibas? ¿Has encontrado trabajo en alguna parte o algo así?
Se sonrojó más, y me di cuenta de que no iba en serio.
-Ah, no. En realidad no me escapaba de verdad, solo estaba llevando a cabo una... declaración de principios. O algo así. Pensé que si hacía una cosa por el estilo, mis padres por fin comprenderían lo mucho que detesto estar aquí y tal vez nos iríamos.


Esa historia me sonó muy familiar, y instintivamente sonreí. Ella se relajo un poco.
-Como yo con el tirachinas.
-¿Que?
-...


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WOW, en serio estoy... Flipando. Es increíble la entrada que ha tenido la novela. Gracias por todos los comentarios, sois unos cielos.  Espero que este capitulo sea tan bien recibido como el anterior. Os quiero!

miércoles, 1 de febrero de 2012

Capitulo 1: Mi deber.



Estaba montado en la vieja camioneta. Dana iba conduciendo mientras decía tonterías para restarle importancia a la situación. Yo miraba por la ventana y me reía de vez en cuando para que siguiera pensando que la estaba escuchando.


Contemplaba la ciudad que debía dejar. Miraba sus calles, sus negocios, su gente paseando tranquila y otros apresurados, pero todos se dirigían donde querían, sin ataduras ni presiones, yo no había elegido mi viaje, me lo habían impuesto, pero lo acepté con la mayor naturalidad posible. Al fin y al cabo era mi deber, un deber al cual no le podía dar la espalda. 


La verdad es que no me daba pena dejar la ciudad, ni siquiera el nombre era importante. Íbamos de ciudad en ciudad cada dos por tres. Aveces cada un año, a veces cada dos semanas, incluso alguna vez solo habíamos tardado un par de días. Aprendí a no formar lazos ni vínculos con nada del sitio en el que nos alojábamos, gracias a eso nunca tuve ningún problema en abandonar todo. Por que no me dejaba nada. NY, Boston, Atlanta, LA, Michigan, California, y miles de sitios más. Pero esta vez era diferente, iba solo. Mi familia no podía acompañarme. Un internado a las afueras de un pueblecito deprimente llamado Riverton, me esperaba con sus tétricos brazos abiertos.


Al llegar a la estación de tren, mi mejor amiga estacionó la camioneta. Bajamos y me colgué mi bolsa de lona al hombro. Dana cogió mi mano y entramos en silencio. Esperamos sentados en un banco con las manos entrelazadas, los dos sabíamos lo que debía hacer y el peligro que tenia.
-¿Hacemos una apuesta?-dijo con una sonrisa torcida, que hizo que sus blancos dientes resaltaran sobre su piel negra.
-Vale, ya veras como esta vez gano yo.-siempre hacíamos apuestas, y como los dos eramos muy competitivos, los resultados siempre estaban muy reñidos.
-No te engañes.-dijo pasando una mano por mi brazo con pena fingida.
-Tonta,-dije riéndome.-va, dime que quieres apostar.
-Apuesto a que no duras en ese infierno todo un curso. Apuesto a que te descubrirán antes de que lo acabes.
Me la miré pensativo, pero pronto el orgullo me pudo y con una sonrisa le contesté.
-Acepto la apuesta.
Chocamos las manos y justo llegó el tren.
-Tengo que irme ya.-dije levantándome con un suspiro.
Se levantó unos segundos después y me abrazó. Ella no era de mostrar mucho su cariño, pero yo y el momento eramos una excepción.
-Ten cuidado, ¿vale?-dijo con una voz tierna.-No te confíes.
-Se cuidar de mi mismo, Dana. Tranquila, ya veras como sale todo bien.-dije apretándola más fuerte y soltándola.
-Acuérdate de enviarme algún e-mail, ¿eh?-dijo volviendo a sonreír.
-Por supuesto. Lo más seguido que pueda, pero ya sabes como es ese internado.
-Si, lo se.-dijo suspirando. Cuando empezaron a sonar los pitidos de las puertas, me abrazó por ultima vez.-Te quiero Lucas.
-Y yo Dana.-le besé en el pelo y me metí en el vagón con tiempo justo para que cerraran las puertas. Vi como dejábamos atrás la estación y a Dana, y en cuanto desaparecieron de mi campo de visión cogí mi bolsa y me dirigí a mi estrecho compartimento.


Una vez dentro lo primero que hice fue tirarme en el pequeño camastro. Me quedé mirando el techo un par de horas, pero mi cabeza estaba rondando otra parte.
Al poco anocheció, y antes de darme cuenta, el móvil me sonó con descaro, a pesar de las horas que eran. Lo cogí y contesté.
-¿Si?
-Lucas, cariño.-sonó su voz desde el otro lado de la linea.
-Hola, mamá.
-¿Ya estas en el tren?
-Si-dije suspirando.-Mañana a la mañana estaré en mi infierno personal. ¿Y a ti como te va?-No lo solté todo, pero ella sabia a que me refería.
-Bien, esta noche no hay salida.
-Mejor así descansas.
-No necesito descansar.
-Todo el mundo lo necesita. Y tu no eres una excepción.-dije rodando los ojos.
-Ya.-dijo sin mucho sentimiento.-Bueno Lucas, ¿debo recordarte tu objetivo?
-No, mamá. Debo descubrir por que..
-Vale, vale. Ya se que te acuerdas. Solo era por si a caso.-dijo cortando mi frase.-Bueno, te dejo descansar. Un beso y cuídate.
-Igual tu mamá, adiós.-después de esto colgué.


Estuve todo el viaje mirando al techo, incapaz de dormir, pensando en la de momentos tensos y peligrosos que pasaría ese año. Lo peor seria si me descubrían, ahí o me escapaba o moría.


Me levanté y pesadamente me deshice de las oscuras y viejas ropas que llevaba. Me puse el uniforme y unas botas gastadas en negro.


Cuando el tren anunció mi parada, cogí mi bolsa de lona y bajé del transporte. Ya solo quedaba una media hora para el amanecer. Fui caminando por la calle del pueblecito hacia el bosque. Tenia que reconocer un poco la zona y empezar a familiarizarme con mi entorno. Cualquier prevención y ayuda era importante.


Ya salían las primeras luces del alba a teñir el cielo. Estaba en el bosque de al lado del internado Medianoche. Entonces oí un ruido que me puso alerta. Me agazapé lo más posible entre la maleza y observé mi alrededor.


Entonces fue cuando la vi. Una chica pelirroja, con piel clara y pequitas en la cara. Parecía alterada y puede que hasta asustada. Me erguí ligeramente para ver a su alrededor y encontrar la amenaza. Pero antes de encontrarla, la chica echo a correr. Me estiré del todo viéndola correr asustada. Fui a correr tras ella para ayudarla


Sus movimientos eran torpes por el bosque y su lentitud al correr acabó de confirmarme de que era una simple humana. Mi gran entrenamiento me permitió alcanzarla más rápido de lo que ella corría. Las hojas sonaban debajo de mi y veía como las ramas le desgarraban el jersey y hacían que pequeños mechones rojos se escaparan de su moño. Ella se tropezaba con alguna piedra.


Y cuando estuve lo suficientemente cerca salté sobre ella para cubrirla del peligro.
-¡Ah!-gritó mientras caíamos rodando.
Acabé, con nuestras piernas entrelazadas, aplastando-la contra el suelo. Tenia intención de gritar así que le tapé la boca. Un brazo se soltó de mi agarre y empezó a curvar los dedos como para sacarme los ojos.
-¿Has visto quién te seguía?-susurré.
Me miró intensamente un rato. Le quité la mano de la boca para que me pudiera responder.
-...


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Espero que os haya gustado. Mañana colgaré el siguiente. Por cierto, las imágenes que iré poniendo son hechas y retocadas por mi o buscadas por internet. La de hoy es hecha y retocada por mi *-* Bueno comentar y dejarme vuestra opinión. Poco a poco se pondrá más interesante. Besoos!

Hola:)

Hola, gracias a todas las seguidoras, espero que os guste la historia. En un rato publicaré el primer capitulo.


Recordad que esta novela no es de mi imaginación, es una adaptación de unos libros que me encantaron. En vez de hablar la chica, lo he escrito como si hablara el chico.


Espero vuestras opiniones, un beso;P